Cualquier acto de ofensa o perjurio pone en dudas los valores éticos morales de quien lo realiza. Tales acciones pueden alcanzar distintas magnitudes en los afectados de acuerdo a la dimensión del agravio.
Resulta poco común sobre el tema que un hecho de semejante índole lacere los sentimientos de una nación. Para que suceda, tiene que agredirse algo o a alguien que pertenezca a todos. El daño, más que físico, cala en lo corazones de un pueblo.
José Martí, hombre devenido en símbolo, es venerado por los cubanos. Su existencia relativamente corta, pero llena de amor y sacrificio hacia su tierra y el resto de la humanidad, lo hizo merecedor del mayor respeto: ser nombrado Apóstol de Cuba.
Bajo ese sagrado juramento, los habitantes de la Isla defendemos sus ideas e imagen a cualquier precio. Por eso, quienes intentaron profanar su figura, 12 meses atrás, vertiendo sangre de cerdo sobre sus bustos, SE EQUIVOCARON.
Martí hoy cumple 168 años de nacido. Y tal afirmación podría causar curiosidad en muchos al querer saber cómo resulta posible. La respuesta la obtuve hace tiempo, y luego lo confirmé con el teólogo brasileño Frei Betto cuando en televisión lo escuché narrar una anécdota.
De regreso a su país natal lo detuvieron en el aeropuerto. Un inspector o agente de la aduana le preguntó qué llevaba en unas de sus maletas. Él dijo: “A Martí”.
Ante el susto reflejado en el rostro del señor, Frei le explicó que se trataba de las obras completas del Héroe Nacional de Cuba, además de otros detalles de su vida.
Martí viaja por el mundo. Educa a generaciones de mujeres y hombres sobre los preceptos del amor, altruismo, la creatividad, independencia, el conocimiento y la valentía. Lucha por el mejoramiento humano.
Y nos recuerda: “…hombre es algo más que ser torpemente vivo: es entender una misión, ennoblecerla y cumplirla”.1
Gracias Maestro. Estudiamos tu pensamiento porque hallamos en él razón. Tus actos nos muestran la justicia. Seguimos tu ejemplo porque nos convierte en personas de bien.
Por Boris E. González Abreut
Departamento de Comunicación del Citma
Fuente:
1José Martí: Obras completas. Editorial de ciencias Sociales, La Habana, 1975, Tomo 6, p. 332.