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Un compromiso permanente con Cuba y con la ciencia

El resultado Nerea-Productos y Tecnologías Innovadoras para la agricultura cubana, obtuvo Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), al trabajo de Mayor Impacto Económico en 2023.

Graduado en 1975 de Licenciatura en Física en la Universidad de La Habana (UH), carrera por la cual decidió optar tras concluir la enseñanza media superior en el capitalino preuniversitario Saúl Delgado, el doctor en Ciencias en esa disciplina Gerardo Rodríguez Fuentes, mucho agradece a su padre el haberle inculcado el afán por el conocimiento.

«Pese a ser un hombre humilde, mi padre Gerardo había conocido el mundo a través de los libros; siempre decía que en ellos estaban recogidos todos los conocimientos de la humanidad. Por esa razón nos indujo a leer a mi hermana y a mí, desde edades muy tempranas.

«Ya en el preuniversitario tuve tres magníficos profesores de Física que mucho determinaron en mi definitiva inclinación hacia esa ciencia. Fueron ellos los hoy reconocidos científicos Carlos Rodríguez Castellanos, Edwin Pedrero González y Carlos Díaz Águila».

Según narra el también Investigador de Mérito de la UH, su vínculo con la ciencia comenzó en el departamento de Técnicas Nucleares del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), donde laboró como físico nuclear entre 1978 y 1981.

«Mi especialidad era la Fluorescencia de Rayos x, y debido a eso trabajaba en el departamento de Microscopia Electrónica, del propio CNIC. Un día llegaron allí los geólogos Amelia Brito Rojas y Donis Coutín, descubridores, en 1970, del primer yacimiento de zeolitas en Cuba, quienes me pidieron les analizara unas muestras de ese mineral.

Un compromiso permanente con Cuba y con la ciencia

«La belleza de los cristales de zeolitas me sedujo, y más aún sus propiedades físicas y químicas, sumamente útiles para solucionar problemas de la industria y la alimentación. Entonces migré de la física nuclear a la física del estado sólido. Así nació mi interés y definitiva dedicación hacia lo que solía llamarse entonces el mineral del siglo.

Centrado por completo en ese tema de investigación desde la primera mitad de la década de los 80 del pasado siglo, el doctor Rodríguez Fuentes logró diseñar, crear y aplicar la denominada Ingeniería de Zeolitas Naturales, una metodología cuyo valor demostró junto a un colectivo de investigadores y especialistas del Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales (imre), de la uh, donde entró a trabajar en 1989. Precisamente, en 2015 defendió un segundo doctorado en ese tema.

Merecedor de seis premios nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba, autor principal de cuatro patentes de invención y con más de 140 artículos publicados en revistas internacionales arbitradas, y un total de 3 715 citas a sus aportes hechos por científicos foráneos, recientemente tuvo la satisfacción de que el resultado Nerea-Productos y Tecnologías Innovadoras para la agricultura cubana, obtuviera el Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), al trabajo de Mayor Impacto Económico en 2023.

Se trata de una familia de fertilizantes y sustratos nanoes­tructurados elaborados con una innovadora tecnología, mediante la cual es posible incorporarle al material zeolítico los nutrientes requeridos por las plantas en la cantidad y proporciones óptimas, fundamentalmente nitrógeno y fósforo.

Un compromiso permanente con Cuba y con la ciencia

Fueron creados y desarrollados a partir de 1985 en las instalaciones del imre por el profesor Gerardo Rodríguez y el ingeniero agrónomo Lorenzo Armenio Rivero. En las pruebas de campo realizadas en los años siguientes por el Instituto de Investigaciones en Granos, se corroboró que su aplicación aumentaba los rendimientos en cultivos de frijol y de arroz, preservando la calidad del suelo y su capacidad para retener el agua.

Visto a la luz de los años uno se cuestiona por qué debieron transcurrir casi 40 años, para que los fertilizantes y sustratos Nerea® salieran de la lista de resultados engavetados o empleados a una muy reducida escala.

«La pregunta también nos la hicimos en infinidad de ocasiones el ingeniero Lorenzo y yo. Lo importante es que, en los últimos cinco años, a directivos del Ministerio de la Agricultura nos convocaron a retomar el proyecto Nerea, a fin de contribuir a dar solución a la carencia de fertilizantes en Cuba.

«En la actualidad, la introducción progresiva de esa familia de sustratos y fertilizantes comienza a marchar bien, particularmente en los cultivos de frijol y arroz, y para producir semilla certificada de malanga, plátano y otras viandas, empleándolos en combinación con los bioproductos cubanos EcoMic, Azofert, Huminax y la tecnología Brotaplus.

«Según comentó Dagoberto Rodríguez, director nacional de Suelos y Fertilizantes del Ministerio de la Agricultura, hasta el presente no han recibido quejas de los productos Nerea. El agricultor que los utiliza, añadió, no regresa al fertilizante habitual npk. Lo difícil es lograr que aquellos más acostumbrados a los abonos tradicionales, se arriesguen a emplearlos.

Miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba desde 2018, el doctor Gerardo Rodríguez sueña con que los cinco medicamentos que formularon los investigadores del imre con los colegas del Instituto de Farmacia y Alimentos de la uh, salgan también del olvido y se produzcan nuevamente para la población cubana.

«Uno de ellos, las tabletas antidiarreicas Enterex, fue el primer fármaco a nivel mundial formulado con zeolita natural purificada. Registrado en 1995 por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), dejó de fabricarse, pues el laboratorio farmacéutico que tenía la autorización para producirlo, no hizo la renovación del registro y perdió la licencia. Tampoco se ocupó de solicitarle a la uh que lo apoyara en ese proceso».

Afirma con énfasis que la familia ha sido el soporte que le ha permitido realizarse como científico. Habla con orgullo de su hija Nerea, artista de la plástica, la cual recibió ese nombre al nacer el mismo año en que él logró obtener los fertilizantes de igual denominación; de su hijo Abel, ingeniero informático y matemático, quien es su gran amigo y lo alerta siempre de posibles errores.

No puede dejar de mencionar a Juanita, su esposa, compañera y amiga, la brújula de su vida, la correctora de los artículos que escribe y la inspiración para no olvidarse del compromiso permanente con Cuba y con la ciencia.

Tomado de Granma

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