Mientras las criptomonedas plantan cara a las divisas Fide, otra lucha intenta escalar y arrebatar la hegemonía de Google, Facebook, Apple y las grandes compañías de Internet usando el mismo principio tecnológico.
La Web 3, un nuevo paradigma en las maneras de habitar la red de redes, comienza un avance un tanto más acelerado que en años anteriores. Descentralizar, proteger, tokenizar, son palabras de orden de la próxima era de la Internet, aunque algunos como Elon Musk ya han bromeado al respecto, catalogándola como un truco de marketing.
Pero, ¿cómo llegamos a un nuevo paradigma de la web? ¿Lo necesitamos?
De Tim Berners-Lee a Gavin Wood
Aunque el desarrollo de la Internet es anterior a la WWW, este protocolo la volvió más accesible con el paso de los años.
El acceso masivo a la red de redes es sin dudas una gran revolución tecnológica y social que ha cambiado la manera de comunicarnos, mostrarnos, generar y compartir el conocimiento.
En una primera etapa, se trataba de un entorno muy básico, con algo de texto, fotografías y una interacción nula. El emisor tenía el control sobre el entorno en su totalidad, y el receptor se limitaba a consumir de manera pasiva.
Con el surgimiento de la Web 2.0, la más extendida en este momento, esa realidad tuvo un enfoque distinto. Ya no hablamos de consumidor pasivo, sino de prosumidor, y entornos en los que se brinda el espacio y sus códigos formales para que el usuario le dé vida con la creación de contenidos.
Desde los comentarios en una página hasta las fotos que se cuelgan en Instagram, la Web 2.0 otorgó voz y voto a las personas con acceso. Ahora, una voz local puede volverse internacional desde su perfil de Facebook, su blog o sus tuits, por citar algunos ejemplos. Sin embargo, la Web 2.0 también se convirtió en un problema por la manera en que gestiona los datos de las personas que utilizan las plataformas.
Publicidad invasiva, escuchas ilegales, filtraciones de datos, manipulación de campañas electorales, entre otros fenómenos, convirtieron a la segunda versión de la web en un espacio muy a tono con el status quo del mundo. Hegemonía, poder, control sobre la libertad de expresión, sanciones, censura… Grandes plataformas se concentran en Occidente y pueden decidir incluso bloquear cuentas de presidentes, marcar como falsas noticias de medios opositores e invisibilizar determinados fenómenos a la vez que magnificar otros.
La anunciada irrupción del metaverso y sus otras versiones de compañías que intentarán sacar los dividendos de los universos virtuales crearían nuevos espacios de hegemonía.
En este contexto, el uso de una tecnología relativamente joven ha constituido una fuerte resistencia a la centralización: la blockchain. Con ella, arrebatar el poder de pocas manos y distribuirlo entre todos parece posible.
Ahora el usuario vuelve a estar en el centro como creador, pero sobre todo como poseedor. Curiosamente Tim Berners-Lee habló en 2010 de la Web 3.0, que evolucionó al concepto de Web 3. Sin embargo, es Gavin Wood, padre de Ethereum, el principal difusor de esta mirada más amplia y una de sus figuras más trascendentales.
Según Wood era necesario “remodelar Internet”. Para ello, se debería crear una nueva arquitectura con un protocolo específico para que los servicios fueran descentralizados.
Con ese propósito fundó la Web 3 Foundation. El objetivo es financiar equipos de investigación y desarrollo que sienten las bases de la Web 3. Además, creó Parity Technologies, una empresa con sede en Berlín, de infraestructura blockchain para la “web descentralizada”.
De acuerdo con declaraciones a la BBC de la directora de comunicaciones de esta entidad, Úrsula O’Kuinghttons, “Internet en su comienzo fue un protocolo abierto y descentralizado. Comenzó a centralizarse en los años 90 con las grandes tecnológicas que conocemos hoy en día”.
“Lo que se quiere con Web 3 es volver a la esencia, al inicio, de lo que fue Internet: que nadie controle en gran proporción esta herramienta de comunicación que tan presente está en nuestro día a día”, aseveró.
“Tenemos que tener la mente abierta porque blockchain es mucho más que una criptodivisa. La Web 3 es mucho más interesante que el valor de un token”, dijoO’Kuinghttons.
Descentralización ¿real?
Uno de los motores para promover la descentralización de Internet es la tecnología blockchain, que ofrece una nueva forma de almacenar y administrar los datos. Asimismo, la informaciónse gestiona de forma colectiva y nos permite enviar archivos de forma protegida contra copia, por lo que ocurren transacciones peer to peer (P2P) sin intermediarios.
Entre quienes desarrollan tecnologías al servicio de la descentralización se encuentra Colin Evran, de ProtocolLabs. Según una entrevista también concedida a BBC, la Web 3 “permitirá que los usuarios tengan acceso a miles de centros de datos en todo el mundo y podrán elegir quién guarda sus datos y cómo”.
Ese proceso actualmente está liderado por tres empresas, todas estadounidenses: Amazon, Google y Microsoft. Les sigue de cerca la china AliBaba, aunque el por ciento no es tan significativo como sus rivales de occidente.
Frente a esto, una web descentralizada ofrecerá “mecanismos claros” para verificar datos y eliminar problemas como las noticias falsas, según aclaró Evran. Además, detalla que se trata de cambiar cómo se implementan determinados protocolos:
“Cuando abres Google u otro navegador y vas a un sitio web, usas el protocolo HTTP; tú le ‘dices’ a ese protocolo que te busque un archivo en una ubicación específica.
“Es como si para encontrar un libro tuvieras que hacerlo forzosamente a través de la Biblioteca Pública de Nueva York. Si esa biblioteca se derrumba o el gobierno pone un guardia de seguridad, ya no puedes acceder al contenido. Es una estructura controlada de manera central.
“En el mundo de la Web 3, cada copia del libro estará comprimida en un algoritmo criptográfico que no puede ser manipulado. Y podremos compartirlo siquiera estar conectados a la red”.
Sin embargo, voces influyentes se han mostrado escépticos ante la promesa de la descentralización. Elon Musk, influyente físico, programador y empresario sudafricano — ahora también propietario de un nueve por ciento de Twitter — se ha burlado del fenómeno.
“¿Ha visto alguien la Web 3? No puedo encontrarla”, tuiteó, a lo que uno de los fundadores de esta red respondió: “Se encuentra en alguna parte entre la A y la Z”.
Al parecer. Dorsey podría referirse a la firma Andreessen Horowitz (a16z), inversora de Facebook, que se interesó recientemente por la nueva web. Más adelante explicó que una opción descentralizada nunca podrá escapar de los inversores, que siempre se acaban quedando con todo.
Al respecto agregó que la “Web 3 tiene los mismos incentivos corporativos [que tuvo Twitter en sus inicios], pero los esconde bajo descentralización”. También dijo que para que la Web 3 funcione, es necesario que estas tecnologías estén realmente bajo el control de los usuarios, y no de “individuos o instituciones”.
Cuba y la Web 3: redes sociales tokenizadas
Desde hace algunos años crece en Cuba el movimiento que apoya las criptomonedas y los NFT. Entre las razones más evidentes del hecho se encuentran las muchas limitaciones a los ciudadanos de la Isla para pagar servicios, acceder a determinadas facilidades y poder burlar las leyes coercitivas de los Estados Unidos que impiden la obtención de algunos beneficios en la red para personas de “países prohibidos”.
En ese ámbito, se ha conformado un grupo de creadores de contenidos que han encontrado en las redes sociales tokenizadas — una de las vertientes de la Web 3 — no solo una manera de expresarse, sino de monetizar sus contenidos.
En particular, el ecosistema del proyecto Hive ha tomado fuerza en Cuba. Para aclarar un poco al respecto, contactamos con dos de sus integrantes. El creador de contenidos e ingeniero informático, de 30 años, Manuel Ernesto García y el gestor de la comunidad Hive Cuba, Manuel Alejandro Saiz Moya, fotógrafo y también ingeniero informático, de 27 años.
García asevera que cuando creamos “nuestro perfil” en una red social tradicional como Twitter o Facebook, está a nuestro nombre y nosotros lo nutrimos de información, pero realmente no nos pertenece.
“El dueño es la empresa que brinda el servicio. Esto implica que estamos expuestos a que la empresa utilice dicha información a su antojo, nos censure o bloquee nuestra cuenta o acceso a la plataforma si así estima pertinente”, declara.
Agrega que una red social descentralizada que opere sobre una cadena de bloques “nos otorgaría el control real de nuestra cuenta y nuestros datos, ya que es el usuario final el único autorizado a modificar su información. También es común que estas redes se encuentren tokenizadas y la gobernanza de la misma esté en manos de sus propios integrantes y no de una empresa o ente centralizado”.
En algunas plataformas, incluso los usuarios de la red, son incentivados con estos mismos tokens según su uso, los cuales pueden tener un valor real en el mercado.
Sobre el tema, Saiz asegura que en este nuevo paradigma “nadie puede censurarte de ninguna forma. No dependemos de un CEO o un gobierno que las controle”.
Agrega que el ecosistema de Hive incluye alternativas a plataformas populares como YouTube (3Speak), Instagram (Liketu), Medium (PeakD), entre otras.
Respecto a Cuba, ambos creadores coinciden en que el país es un buen entorno para generar contenidos e ingresos en esas plataformas.
“Cada vez son más los usuarios que se dan cuenta de que hay algo mal con las redes sociales tradicionales que se rigen por un algoritmo hambriento de nuestros datos y que muestran información sesgada. Las alternativas descentralizadas a estas redes sociales, hasta ahora, no presentan estos inconvenientes y también operar con criptomonedas podrían permitir a los usuarios, sin importar su ubicación geográfica, disfrutar plenamente de la experiencia que ofrecen”, destaca Manuel Ernesto.
Cuba, Venezuela, Ecuador y México son líderes del área en el uso de estas alternativas. Según Saiz, no es un hecho casual. Está relacionado con las censuras de las grandes compañías y también al incentivo económico. En Hive, por ejemplo, tu contenido se monetiza desde el inicio. Posee un sistema de recompensas que se mide con Hive Power, otorgado por un usuario cuando vota o comenta el contenido de otro. Igualmente lo necesitas para poder publicar.
De tal modo, un like o cualquier interacción podría significar un beneficio económico y de autoridad. Luego esos recursos obtenidos de las interacciones pueden intercambiarse por mayor autoridad para ganar en relevancia; o directamente por dinero en plataformas de cambio como Orinoco.io.
Sin embargo, queda una cuestión ética en el aire: ¿puede un usuario postear frecuentemente y enriquecerse mediante likes y comentarios? La respuesta corta es no.
La comunidad tiene mecanismos de regulación colectiva para potenciar contenidos que aporten valor y evitar fake news y campañas difamatorias. En esos casos el sistema de votos pesa muchísimo: si un usuario con mucho Hive Power vota negativamente se afecta la recaudación del post. Si esta acción se repite en el mismo contenido, alerta a otros de que algo anda mal.
Asimismo, cuando un usuario postea repetidamente en el día, pero no interactúa ni sigue determinados comportamientos naturales en el entorno de la plataforma, otros lo notan y dejan de darle votos y recursos. Sin embargo, no es objetivo de Hive ser un trabajo, aunque permita generar ingresos y ahorrar activos.
“Todo está creado para que no tengas forma de hacerlo”, dice al referirse al hecho de enriquecerse con Hive. No obstante, señala que puede tenerse cierta estabilidad económica si se logra una buena base de seguidores y aportando contenido de valor.
Al principio, narra “llegas sin poder de voto, sin recursos, estás limitado. No puedes hacer spam constantemente. Llegará un momento en que sí, porque tienes recursos o te han apoyado, o el contenido que has hecho ha gustado”.
Detalla que al sumarse a determinadas comunidades existen reglas y personas que las hacen cumplir: no se permiten posts de pocas palabras, otros exigen mostrar el proceso y no solo el resultado de determinada acción, etc.
“Tu contenido tiene que ser de calidad, te va a tomar un tiempo hacerlo. No va a ser llegar y poner cualquier tontería y ya”, asevera.
Según datos ofrecidos por el propio entrevistado, en la comunidad de Hive Cuba dentro del propio Hive se cuentan un centenar de usuarios activos, aunque en redes sociales se identifican como tal unos 300.
El futuro de la Web 3
De acuerdo con Manuel Ernesto García, no son pocos los retos de la Web 3 de cara a su implementación a gran escala.
“Ahora mismo es un escenario muy nuevo, por lo que las aplicaciones todavía están en desarrollo, ello conlleva que la experiencia de usuario no es la mejor y carecen de mecanismos que faciliten a los usuarios entrar de manera intuitiva. Por ello casi siempre hay que estudiar un poco de manera autónoma sobre la plataforma en medios externos o buscar apoyo en comunidades”, asegura.
Otra limitante, sobre todo para Cuba, es la saturación con que cuenta el entorno de las redes tokenizadas para la creación de cuentas y se hace necesario pagar por el ingreso. Al estar sobre blockchain, las operaciones pueden demorar y necesitar determinado respaldo económico.
No obstante, en Hive Cuba tienen mecanismos como comunidad para lograr esos pagos e interactuar para la generación de recursos. “Si puedes pagarla y sabes que puedes hacer buen contenido, hazlo, porque es una inversión para ti mismo. Es prácticamente seguro que la vas a poder recuperar rápido”, detalla Saiz.
También señala que un problema de la Web 3 es que tiene entre sus limitantes la empinada curva de aprendizaje para comprender sus principios y uso.
En una visión más macro, recuperamos las palabras de la directora de comunicaciones de Parity, Úrsula O’Kuinghttons. Para ella el cambio “no va a ser tarea fácil, pero cada vez es más urgente que tengamos una Internet más igualitaria y equitativa”, dijo a BBC.
No obstante, durante 2021 los NFT y los metaversos otorgaron un gran impulso a la descentralización. Esperemos la evolución de esta tecnología en 2022 y cómo Cuba la aprovecha para la soberanía tecnológica.
Tomado de Juventud Técnica
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