La red informativa panárabe satelital Al Mayadeen entrevistó a la titular de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), Elba Rosa Pérez Montoya, para conocer la posición de la Mayor de las Antillas ante el desarrollo de la actual Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP27.
La multiplataforma de medios de comunicación con sede central en la capital libanés se interesó, además, por la importancia de los fondos de financiamiento para apoyar a los países víctimas de desastres naturales, a las naciones del sur y a los pueblos del Caribe golpeados por huracanes y eventos atmosféricos adversos.
¿Cómo valora usted el cumplimiento de la cumbre anterior, COP 26, en la que usted participó?
Realmente, el cumplimiento de lo acordado en la COP 26 no está al nivel de lo que se necesita y la urgencia con la que todos los países deberían actuar.
El llamado Pacto Climático de Glasgow no ha tenido un impacto en las acciones globales, en un escenario internacional muy complejo en el que –con enorme preocupación– apreciamos que muchos países desarrollados han retomado medidas más intensivas en el uso de los combustibles fósiles, en particular el carbón y la extracción de gas. Han dicho que son medidas temporales, pero incluso esa temporalidad va a agravar el incremento de la temperatura global y por tanto seguimos caminando hacia un abismo.
El 23 de septiembre era la fecha en la que los países debían informar sobre sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas nuevas o actualizadas. Sin embargo, de los casi 200 países partes, solo 23 lo habían hecho a esa fecha y la mayoría agregó más detalles de políticas en lugar de fortalecer los objetivos principales.
Nuevamente se incumple el compromiso de los países desarrollados de sus metas financieras bajo la Convención (los tan mentados 100 mil millones anuales a partir del 2020). Ya han declarado que no lo alcanzarán en el 2022, pero esperan hacerlo en el 2023, lo cual es de dudar por las actuales circunstancias.
¿Usted nos puede hablar de los foros paralelos que son de seguridad alimentaria, salud, etc.?
Cuba considera que es muy positivo que esta COP haya dado más relevancia en los foros paralelos a temas vinculados con la Adaptación, en sectores tan importantes para los países en desarrollo como la seguridad alimentaria y la salud. Esto está siendo uno de los elementos distintivos respecto a la COP anterior. Nosotros llamamos la atención en que el cambio climático es algo más que modificaciones en una variable u otra del clima. El cambio climático es un fenómeno que está incidiendo en todos los aspectos de la vida del hombre y la humanidad, entre ellos en cuestiones esenciales para su subsistencia como la producción de alimentos y la salud, de ahí la importancia de que haya una mayor comprensión y sensibilización por esos aspectos.
¿Cuánto beneficia el fondo de financiamiento para apoyar a los países víctimas de desastres naturales a las naciones del sur y a los pueblos del Caribe golpeados por huracanes y eventos atmosféricos adversos?
Los países y las comunidades vulnerables ya están sufriendo graves pérdidas y daños en vidas, medios de subsistencia, cultivos e infraestructura causados por los impactos del cambio climático.
Cuba, por ejemplo, fue impactada hace apenas un mes por el huracán Ian, que acabó con miles de viviendas, algunas comunidades quedaron parcialmente destruidas, tanto en la zona costera con en el interior del país. Los daños económicos ascienden a millones de dólares. Entonces, en qué situación se ven pequeñas economías como la nuestra, que de repente tienen que incurrir en gastos adicionales al plan económico, para recuperar todo lo perdido y no dejar desamparada a la población afectada.
Actualmente no existe un mecanismo de financiamiento global para respaldar la recuperación de las pérdidas y los daños que sufren estas personas. Por eso, urge que la comunidad internacional, y que todos los países, comprendan que esta problemática requiere de una respuesta urgente y ambiciosa por parte de esta Conferencia.
¿Cómo Cuba está cumpliendo sus compromisos para combatir el cambio climático?
Cuba aprobó e implementa desde hace 5 años un Plan de Estado para el enfrentamiento al Cambio Climático, conocida como Tarea Vida, que es la base de los compromisos que asumimos por el Acuerdo de París. En ese sentido, comentaré brevemente las principales líneas de trabajo que definen los avances logrados.
- Fortalecimiento de la ciencia para la toma de decisiones sobre los impactos del cambio climático en el país. Mantenemos cada año la actualización de estudios científicos que proyectan los impactos que tendremos en el 2050 y 2100, así como el análisis de lo que está ocurriendo actualmente, por ejemplo con el retroceso anual de la línea de costa.
- Incremento de la resiliencia climática en varios sectores, entre ellos el agropecuario con prácticas de cultivo sostenibles, variedades resistentes, etc. También el sector de salud donde se implementa la estrategia Una Salud y el sector turístico.
- Aplicamos soluciones basadas en la naturaleza para la protección de los ecosistemas costeros, en especial la protección de las playas, corales y manglares, elementos que constituyen importantes barreras de defensa ante los efectos del cambio climático.
- Estamos diseñando una estrategia de desarrollo bajo en carbono, para su implementación a largo plazo.
- En el 2020 entregamos a la Convención la Contribución Nacional Determinada actualizada. Sin embargo, estamos ya trabajando en una nueva actualización para incrementar la ambición, a presentar en el próximo período (2025), donde se pueda transitar a compromisos en formas de reducción de emisiones respecto a escenarios tendenciales.
¿Según la experiencia de Cuba como Pequeño Estado Insular y las afectaciones que les ocasiona el cambio climático: Qué recomendaciones usted haría para lograr detener esta problemática y salvaguardar la existencia de los países más vulnerables?
En primer lugar se requiere que los países desarrollados cumplan con su responsabilidad histórica y aporten los medios de implementación necesarios al mundo en desarrollo, incluyendo financiamiento, tecnología y creación de capacidades.
Se requiere de la solidaridad climática, vista en su alcance más amplio, que comienza por comprender que lo que cada país haga nacionalmente para contribuir a detener el cambio climático permitirá salvar la vida de miles de millones de personas que están hoy afectadas y que en un futuro se incrementarán por el impacto de eventos meteorológicos cada vez más fuertes, por la desaparición total o parcial de la superficie terrestre que ocupan o por el deterioro de sus condiciones de vida (alimentación, salud, etc.). La cuestión es dejar de pensar y actuar sobre la base de intereses individuales de los países. Hay que pensar en el hombre como especie, en la humanidad, en el planeta.
Se requiere modificar la causa originaria de lo que hoy enfrentamos, que son los insostenibles patrones de producción y consumo. Esa esencia consumista del sistema capitalista ha hecho y seguirá haciendo mucho daño. Hoy se cuenta con un nuevo marco decenal para la producción y consumo sostenibles, que todos los países deberían implementarlo de manera consciente y que el Sur no quede atrás, disponiendo de los recursos necesarios para eso.
¿A tres décadas del discurso de Fidel Castro en Río de Janeiro y su histórico discurso: “Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño”, Cuán vigente están sus palabras de alerta sobre el peligro de la especie humana y el planeta?
Esta pregunta ya la contesté en parte con la anterior, pero no puedo dejar de decir que el líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro Ruz era un visionario, capaz de adelantarse a su época con pensamientos claros y avanzados. Nunca antes todas y cada una de las palabras e ideas de ese discurso pronunciado en 1992 tuvieron tanta vigencia como ahora.
Si no dejamos de pensar y actuar como hasta ahora, fracasará la vida en este planeta, y no son palabras de retórica o ficción, son reales, nuestros hijos, nietos y posteriores generaciones no tendrán las condiciones de vida necesarias.