Con un patrimonio forestal que abarca el 34 por ciento de su superficie terrestre, que crece sostenidamente cada año, Cuba tiene entre sus prioridades la protección del patrimonio forestal.
De acuerdo con Antonio Guzmán Torres, subdirector del Servicio Estatal Forestal, se trata de unos cuatro millones 117 mil 584 hectáreas a lo largo de todo el país, con una incorporación promedio de 19 mil hectáreas por año.
Al cierre de 2023 arrojaba una cifra de tres millones 331 mil 267 hectáreas, que representa el 32.1% del territorio nacional, compuesta por bosques naturales y plantaciones establecidas, dijo el ingeniero.
Del total del área boscosa en la isla caribeña, el 46.32% son bosques protectores de agua y suelos, el 30.63% productores y el 23,05% de conservación, enfatizó.
Según dijo Guzmán Torres, en los resultados incide el desarrollo de las fincas forestales integrales mediante un programa nacional implementado en 1990, que ha propiciado la creación de unas 1 678 haciendas, así como el establecimiento de huertos clonales semilleros y otra fuentes manejadas mediante la selección silvicultural, con énfasis en especies como el pino macho, la majagua, caoba, cedro y eucalipto.
A juicio del subdirector del SEF, entre los valores más notables de estos ecosistemas con alto impacto económico y medioambiental están la obtención de madera y sus derivados y los llamados servicios ambientales como la salvaguardia del agua y los suelos.
El SEF concede alta prioridad de reforestación a especies maderables, frutales, especies nativas y exóticas, de vital importancia para la economía del archipiélago cubano y al trabajo de preservación en las 153 áreas protegidas, que abarcan el 16 % de la superficie nacional.
Para la conservación y manejo del patrimonio forestal en Cuba existen normas legales vigentes como la Ley 85 y la nación es signataria de 17 acuerdos internacionales vinculados a la biodiversidad, el enfrentamiento al cambio climático y el cuidado del medio ambiente.
A su vez, el Fondo de Desarrollo Forestal constituye en soporte para las acciones de protección y multiplicación de los bosques.
Juntos vamos más lejos
En conferencia de prensa se dio a conocer que el SEF participa en seis proyectos de colaboración internacional para la preservación de este patrimonio en Cuba, auspiciados por el Fondo de Desarrollo Forestal y otras instituciones internacionales.
Según dio a conocer Gina Díaz Quintero, experta en política del SEF, se desarrollan acciones para el manejo integrado de la cuenca de Maisinicú y Rio Zaza, financiado también por el Fondo Mundial para la Naturaleza, con el fin de contribuir a la restauración de los ecosistemas y su capacidad de proponer servicios, la calidad del agua y perfeccionamiento de los sistemas productivos en el sector rural de las provincias de Santi Spíritus y Villa Clara.
Con la donación de más de 500 000 euros se ha logrado importar tractores, camionetas, tres sistemas fotovoltaicos, tres de riego con paneles solares y dos de bombeo, potenciando el uso de las fuentes renovables de energía.
Otro proyecto implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ejecutado por el Centro Nacional de Áreas Protegidas incide en la reforestación de más de dos mil hectáreas, mitigación de la degradación de suelos y se realizaron dos sistemas automatizados para el cálculo de la captura del carbono por el Instituto de Investigaciones Agroforestales.
El SEF también interviene en proyectos como Mi Costa para fortalecer la resiliencia costera al cambio climático a lo largo del litoral sur, al reducir las principales vulnerabilidades de la biósfera, financiado por el Fondo Verde para el Clima, planes de reforestación para la reducción de la degradación y otro asociado a ejecutar un inventario forestal en el país.
Segun Naciones Unidas, “es en los bosques donde se concentra la mayor biodiversidad terrestre: un 80% de las especies animales y vegetales encuentran su hogar en los bosques de los distintos climas”
Actualmente los bosques cubren un tercio del planeta. Son fundamentales para combatir el cambio climático gracias a su capacidad de almacenar el carbono, uno de los gases causantes del efecto invernadero.